
¿Quieres mejorar tu autoestima y disfrutar de tu poderío sexual?
Te voy a contar cómo puedes empezar a trabajar tu amor propio para disfrutar sin complejos de tu sexualidad.
Muchas personas se sienten inseguras cuando van a tener un encuentro sexual, incluso con una pareja estable.
¿le gustará mi cuerpo?¿el tamaño de mi pene, pechos….barriga…etc es adecuado? ¿lo haré bien?¿Sabré satisfacerla? ¿seré demasiado aburrido?¿Y si le parezco demasiado….???(aquí caben demasiados adjetivos)
En todas estas miserias con las que nos torturamos, boicotendo sin querer nuestro placer y disfrute, intervienen muchos factores: fundamentalmente los mitos e ideas limitantes sobre como tiene que ser el sexo, los cuerpos, los hombres, las mujeres,…que es normal, que no…todo esto se debe a la deseducación sexual que sufrimos y que hace que construyamos ideales y expectativas que se corresponden poco con la realidad del hecho sexual humano, y que, por supuesto, son imposibles de cumplir. Hablaremos sobre todo esto en otro post.
Hoy me centraré en un factor psicólogico que está relacionado con todo esto, y sobre el que puedes trabajar: tu autoestima.
¿Qué es la autoestima?
Es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, hacia nuestra manera de ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen: es la evaluación perceptiva de nosotros mismos.
Dicho de otro modo: La autoestima es el aprecio y consideración que tenemos sobre nosotros mismos
Es la predisposición a saberte apta para la vida y para satisfacer tus propias necesidades, el sentirte competente para afrontar los desafíos que van apareciendo, gustarte tal cual eres, con tus virtudes y defectos, y merecedor/a de felicidad… o no…sentir que no somos buenos en nada, que no gustaremos a nadie o nadie nos aceptará, que no merecemos…
La autoestima permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, y por consiguiente, alcanzar más fácilmente sus objetivos y ser más felices.
Esto redunda en beneficio de todos. Si tenemos una buena autoestima, también trataremos a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales enriquecedoras y satisfactorias. También es el punto de partida para el aprendizaje, el desarrollo de la creatividad y la responsabilidad personal. Si nuestra autoestima es negativa, nos relacionaremos desde el miedo, la inseguridad, la exigencia…nos quedaremos paralizadas, sin atrevernos a ir a por lo nuestro, esperando que nos salven, que nos adivinen y nos protejan…no confiamos ni desplegamos nuestras habilidades, nuestra creatividad, y no cogemos nuestra responsabilidad.
¿Como se crea la AE?
La autoestima se crea en un proceso de comparación que se desarrolla a través del proceso de socialización. Influyen la cultura, la sociedad, la economía,…es decir, lo que es premiado y aceptado socialmente y lo que no… Y también la historia personal: cómo nos hemos sentido valorados por nuestras figuras de referencia, hemos tenido su afecto, con quien nos han comparado y cómo, qué han aceptado de nosotros y qué han sancionado, cuanto nos han exigido y cómo…
Con todo ello creamos un ideal. En la medida que la distancia entre el sí mismo ideal y el sí mismo real es pequeña, la autoestima es mayor. Por el contrario, cuanto mayor es la distancia, menor será la autoestima, aun cuando la persona sea vista positivamente por otros.
Aunque desgraciadamente no siempre sucede así, todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse y que se le estime.
Por lo tanto, y en resumen, Autoestima es amor propio. Una autoestima positiva implica aceptar, respetar y querer quien soy, cómo soy, también con lo que no me gusta de mí. Tiene que ver, por tanto, con el autoconocimiento. Conocerme para saber de verdad cómo soy, quien soy, qué necesito desarrollar, qué quiero cambiar, si es que puedo. Decidir con responsabilidad qué quiero hacer y qué puedo hacer. Conocer mi sentir, mis deseos, mis para qués, cuestionarme…
La Autoestima sexual hace referencia a la valoración que hacemos de nuestra sexualidad y de nuestro cuerpo sexuado. Si es positiva nos ayudará a desear, sentirnos deseables y nos dará confianza para experimentar encuentros placenteros y de calidad porque sentiremos que merecemos disfrutar. Influye, por tanto, en las decisiones que tomamos en nuestras relaciones íntimas y en el grado de satisfacción que podemos alcanzar con ellas. Tener buen AE sexual es, por tanto, fundamental para disfrutar del sexo (a solas o en compañía).
¿De donde partimos?
Las mujeres hemos aprendido a ser sujetos pasivos, a poner el foco en el placer del otro, obviando que la sexualidad forma parte de nuestra existencia y nos da información sobre quienes somos.
También venimos de un contexto donde la sexualidad es una mezcla entre placer y peligro, y donde se nos exige protegernos y se nos responsabiliza de lo que pueda ocurrir. Pesa sobre nosotras el estigma de la puta, de la mala mujer, si nos apropiamos y nos atrevemos “demasiado” con nuestra sexualidad. Además, se juzga severamente nuestro cuerpo como deseable o no, según unas reglas que van cambiando con los tiempos y que no se corresponden con la realidad de la diversidad de nuestros cuerpos.
Para querernos y aceptarnos es necesario conocernos, explorar nuestro placer y deseos sin juicios, sanar la relación con nuestro cuerpo, ser sujetos, y no objetos de placer.
A los hombres, sin embargo,se les ha fomentado la sexualidad basada en la polla como centro, son los sujetos merecedores, activos, tienen que cumplir,ser los grandes amantes… pesa sobre ellos el estigma del marica, no ser suficientemente macho si no estás siempre erecto y disponible. Para quererse y aceptarse necesitan conectarse con su cuerpo, salir de la centralidad del pene y la penetración, del miedo a perder la masculinidad por no ejecutar como se supone que ha de hacerse, o tomar la iniciativa, o no tener ganas, o no saber…
A este panorama sociocultural nada halagüeño hay que sumar las propias dificultades con nuestra autoestima a nivel general, que también afectan a nuestra sexualidad, ya que no va separada del resto de lo que somos y como nos sentimos.
¿Y Qué puedes hacer ahora para trabajar tu autoestima?
Aunque hay matices entre hombres y mujeres por las diferencias que hemos comentado, al final todas, todos y todes necesitamos lo mismo: autoconocernos de verdad, sin modelos que seguir, aprendiendo a valorar quienes somos, deconstruir lo que se supone que debe ser nuestra sexualidad, y hacernos responsables de nuestro placer y actos. Esto implica podernos hacer cargo de las consecuencias de los mismos.
Para empezar te propongo 3 claves:
Conócete: ¿quien soy yo sexualmente?
– Crea tu diario erótico donde escribes tus fantasías, tus deseos, lo que vas descubriendo que te gusta y que no te gusta, lo que te atrae, te apetece…todo lo que te viene a lo largo del día en relación a la sexualidad y tus apetencias…preguntate cómo te gustaría ser, qué necesitas aprender, cuales son las dificultades…
– Dibuja tu mapa del placer: explora cada parte de tu cuerpo, tócala, estimúlala de diferentes maneras, con aceites, cremas, mas suave, más fuerte, caricias, cosquillas…observa cómo sientes en cada parta, dónde y cómo te gusta más tocarte y dónde menos…dónde te excitas…conoce cada rincón de tu cuerpo, probando diferentes toques, explora con todos los sentidos… y representalo en un dibujo para tenerlo aún más claro.
– Explora tus fantasías: Déjate llevar por tu imaginación, atrévete a inventar diferentes situaciones y observa cuales te ponen, cuales no. Escucha relatos eróticos diversos, lee, mira…y recuerda que las fantasías sirven para excitarnos, no tienen nada que ver con el deseo. No implican que las quieras llevar a la práctica ni hablan sobre tu orientación sexual. Ya hablaremos sobre esta diferencia y cómo aprender a distinguirlas…Y si alguna sí quieres explorarla en la realidad, fantasear con ello te predispone a atreverte, prepararlo, erotizate…
Trabaja tu energía sexual
– Conectate con tu cuerpo: Aumentar la conciencia corporal nos ayuda a estar más presentes y, por tanto, a expandir nuestras sensaciones y placer. Baja el volumen de tus pensamientos, ignora tu mente y trata de centrarte en tu respiración y en cada parte de tu cuerpo, aprendiendo a mirarla, sentirla, aceptarla, tocarla, olerla,… con todos los sentidos centrados en ella…como no empezar a amar cada trocito de piel que me puede proporcionar tanto bienestar cuando de verdad me conecto con el?
– Trabaja tus emociones: toma conciencia de qué emociones están detrás de tus bloqueos o limitaciones. Las más frecuentes son: miedos, culpas y vergüenzas. Cuestiónalos, mira con qué tienen que ver en tu historia, atrévete a atravesarlos… y si no puedes, quizá sea necesario pedir ayuda profesional para lograrlo.
Acepta lo que no te gusta.
– Intenta flexibilizar ese ideal al que sientes que no llegas. ¿De verdad es lo único aceptable?¿O todo o nada? ¿el resto de las personas sí llegan? Acuérdate de que la realidad es que la perfección no existe, las personas no somos o blanco o negro, estamos en los puntos medios, con virtudes y defectos…
– ¿Seguro que no hay nada que no te guste? Y si comienzas a centrate en lo que sí y apreciarlo en lugar de en lo que no? Recuerda que que a ti no te guste no significa que no esté bien, que no sea deseable ni que eso invalide el resto de tu cuerpo, tu sexualidad ni, mucho menos, tu persona.
– Observa tu diálogo interno, eso que te dices. Imagina que escucharas a una amiga decirse eso a sí misma: ¿qué pensarías, qué le dirías, sentirías que es justo y realista? ¿ qué tal si intentas hablarte de una forma más amable? Si, aunque al principio no te lo creas, comienzas a afirmar tu valor?
Agarrar tu poderío significa hacerte cargo de tí: saber quien eres y valorarlo, conocer las partes que te gustan menos de ti y aceptarlas para que no te boicoteen, ver qué necesitas cambiar y qué puedes de verdad cambiar, saber que mereces disfrutar y ser feliz y que puedes conseguirlo.
No te olvides de que es un proceso y que requiere que le dediques tiempo, que le des un sitio en tu rutina. Mereces ponerte en prioridad, tener un espacio y un tiempo para estar tranquila y cuidarte.
Y si necesitas ayuda en este proceso, que para cada persona es único y diferente, no dudes en pedir ayuda. Mereces el regalo, del placer, el disfrute y el bienestar.